Del mundo de la ópera a la comedia musical, de la docencia a los escenarios de folclore, el arte virtuoso de La Ferni es un viaje de ida: una mixtura perfecta de fortaleza y delicadeza en dosis iguales. La cantante que comenzó a los 21 años con la ópera “Los Cuentos de Hoffman” en Avellaneda, hizo historia al cambiar el estatuto del Festival de Cosquín cuando le negaron postularse por considerarse no binaria. Ahora se dedica de lleno a su carrera de solista, comparte radio con Susy Shock, y canta canciones propias y otras inéditas de Atahualpa Yupanqui, “en tribu y autogestión”.
El público folclórico rosarino ya la espera con ansias, pero para quienes no frecuentan ese género, vale la pena conocer al menos algunas de sus interpretaciones, así como sus composiciones, porque su voz es un vuelo que invita a subirse a sus alas, y es imposible bajarse sin estremecer. El espectáculo “Folklore en transición” lo presenta junto al compositor Nahuel Quipildor, el sábado 10 de junio a las 21 en el Gran Salón de Plataforma Lavardén. Las entradas se pueden adquirir en el sitio web y en la boletería de Sarmiento y Mendoza.

Desde hace varios meses La Ferni realiza esta gira junto a Nahuel, su compañero de tiempos del Conservatorio “Piazzolla”. Pero aseguró que “es diferente la manija y el deseo para esta fecha, llevar la propuesta folklórica nueva, disidente y contemporánea a otros escenarios, que no son los habituales, como es el hermoso teatro Lavardén. Me emociona salir de cierta burbuja, quiero llegar a todos los públicos”.
Aquí sonará en formato dúo con su repertorio donde abordará temas de Fandermole, las canciones de cuna de Valen Bonetto y la poetisa rosarina Morena García, algún folklórico de Fito Paez, “ya que en su serie mostró su gran amistad con Batato Barea y Urdapilleta”, recordó en diálogo con Mirador. Sonarán los clásicos “Hermano” de Lima Quintana y “La Celedonia Batista”, de Teresa Parodi, y la infaltable “Como de Zamba”, de Susy Shock y Leopoldo Caracoche, canción con la que cosechó ovaciones en el escenario Próspero Molina de Cosquín, pregonando que “la patria es una niña pobre y a veces también reclama”.